domingo, diciembre 31, 2006

BABEL


Día 31 de diciembre. Prisas por atender esas llamadas telefónicas de última hora, SMS, e-mail, los preparativos de la cena, alguna compra pendiente... y un inexplicable estado de ansiedad que una servidora trata de mitigar yéndose a ver un estreno cinematográfico en la primera sesión de la tarde. Fui con Lucía, mi soli-primogénita, -la mejor compañía para ver cine, además de entendida, objetiva y mejor crítica- y vimos Babel, la última de Alejandro González de Iñárritu, el film que cierra una trilogía junto a Amores Perros y 21 Gramos.

El estado de ansiedad antes mencionado creo que era del todo cierto, pues los espectadores, hasta que se acoplaron -silenciosos- a ver la película, parecían inquietos, moviéndose mucho en los asientos igual que si tuvieran azogue en el cuerpo. Se apagaron las luces y empezó la proyección. Como ya nos tiene acostumbrados, Iñárritu no defraudó. Técnicamente pienso que es la mejor película de las tres, la más cara y la que ha contado con mejores medios. Su director y guionista en este proyecto se muestra más cuajado como técnico, y el guión, como en los casos anteriores, es un puñetazo en plena boca del estómago. Impactante la secuencia de cómo vive una chica sordomuda -desde sus propias entrañas- una sesión discotequera. El azar, el cúmulo de fatalidades, los perdedores... una música bien elegida y una excelente fotografía, hacen de Babel una película imprescindible esta temporada.

No os la perdáis y ¡ feliz año nuevo a todos-as, caramba!

miércoles, diciembre 27, 2006

LA MANCHA

Al principio tengo que reconocer que me sedujo. Me sentí fascinada por su porte elegante, por su forma altiva de caminar y por su pelo negro y brillante como azabache.

Pasados unos días me lo volví a encontrar de nuevo pero esta vez en otras circunstancias. Cuando le vi y supe que era él, no pude evitar rendirme a la emoción y a la pena. Me conmoví ante su presencia. Más que dolor transmitía calma y quietud y me dio la triste impresión que el sufrimiento y él ya eran viejos conocidos, antiguos compañeros de viaje de esos que, siguiendo el mismo periplo, van dando tumbos por caminos paralelos sin perderse de vista, pero siempre eludiendo hacer causa común en el trayecto.
Me pareció que aún respiraba... despaciosamente eso sí. Tal vez la causa fuera el viento, pero yo hubiese jurado ante un Tribunal que su pelo emanaba vida y que su pecho oscilaba acompasadamente arriba y abajo, un, dos...arriba y abajo...
Mi respeto y admiración iniciales fueron transformándose poco a poco en otro sentimiento alternativo, sobre todo a medida que pasaban los días y yo seguía viéndole en el mismo lugar pero en peor situación, a merced de la arbitrariedad ó despiste de cualquier mortal, y sobre todo...a medida que su interior se ponía más de manifiesto ante mis ojos. Fue entonces cuando empezó a aflorar en mí algo más parecido a la grima, al agobio ó al hastío, que a la propia conmiseración...Sus entresijos antes misteriosos e inexpugnables, ahora se presentaban insolentes ante mis ojos procurándome una tibia pero incómoda sensación de repulsa. La simple idea de pensar en el más leve contacto físico con él, me hacía estremecer – y no de gozo precisamente- produciéndome una intensa vaharada de calor.

Volví a verle un par de semanas más tarde. Su estado físico me pareció sencillamente lamentable y así se lo hice saber. Me aparté prudencialmente de su lado dando un rodeo sin paliativos. Arrugué la nariz, olía mal, decididamente mal, y de un manotazo espanté una mosca pertinaz que amenazaba con posárseme encima. Llegado este punto confieso abiertamente que yo ya era incapaz de albergar sobre él cualquier otro tipo de sentimiento distinto a la aversión.

Ha transcurrido apenas un mes desde la última vez que le vi. Hoy al pasar junto a su lado no he sentido nada más que indiferencia. Una absoluta y total indiferencia. Tanta, que me ha dado hasta miedo.
El pobre gato negro ya no es más que una huella oscura sobre el pavimento. Podría pasar perfectamente por ser una mancha de alquitrán o, peor aún, uno de esos crueles tatuajes zoomorfos con los que nos sorprende nuestro gore y satánico asfalto de cada día.
Una leve sacudida ha recorrido mi espalda de sólo pensar que a veces los humanos logramos hacer vívida y real esa misma escala de emociones en el corazón de otros individuos, pasando olímpicamente de la seducción al hastío, del entusiasmo a la indiferencia...hasta llegar a convertirnos para ellos en una mancha sobre el asfalto. Y lo que es peor, estando vivos aún.

sábado, diciembre 23, 2006

Y HOY...EAU DE GAÑÁN

La verdad es que, para ser justa, debería matizar el artículo de ayer. Porque Vds. se dirán: "También anuncian un montón de colonias en francés y con eso no te has metido".
Aaaaa...migos, es que han de saber que ahí reside mi taloncito de Aquiles. Sin decir que tenga nada personal contra el idioma inglés ni los ingleses -aquello de Trafalgar ya es pecata minuta como quien dice y está olvidado, pelillos a la mar...-, lo cierto es que una servidora no es capaz de resistirse al encanto y al hechizo de cualquier cosa que le venga susurrada al oido si es en francés.

Cuando inventaron el idioma de l´amour, lo hicieron pensando en esas frases que te acarician el pabellon auditivo, en la sensualidad, en la sugerencia, en el chic...Decir "te quiero" en la lengua del "puturrú de fua" suena como en ningún otro idioma...Je t´aime... Mois non plus, aaah, qué bonito.

Qué mejor apoyo para un eslogan publicitario que unas cuñitas en francés. Tanto da que lo que se venda sea Colonia Yves Saint Laurent o un barril de alquitrán, un frasco de Chanel o un kilo de jurel, Eau de Nina Ricci o Agua de Chichi, una Loción de Paco Rabanne o una de Paco Gañán... da lo mismo. Como ven, la que aquí suscribe, al idioma galo toíto se lo consiente. Yo también tengo mi propia Ley del Embudo. Es más, al estar un poquito trastornada siempre lo llevo conmigo - digo el embudo-, por si acaso...

viernes, diciembre 22, 2006

EAU D´AGUANCHINGUAN...

¿Creían que me había largado sin decir adiós? Qué va, qué va. Cuando una servidora no actualiza no tiene porque ser por falta de voluntad o ideas, puede ser debido a un taimado e inoportuno síndrome febril que le tenga a una retenida en cama. Que lo sepan.

Metidos ya de lleno en plena vorágine navideña, hoy no vengo a hablarles ni de Papá Nöel, ni de los Reyes Magos ni del mazapán toledano -que está muy rico-, visto y comprobado que hay un montón de articulistas bloggeros que lo hacen mucho mejor que esta lega en casi todo.
Simplemente me gustaría pulsar su opinión acerca de ciertos anuncios televisivos de marcas de perfumes. De unos años a esta parte se ha puesto de moda anunciar las susodichas colonias con unas imágenes de fondo donde una pareja se hace arrumacos -otras veces los arrumacos se los hace uno-a en solitario-, pero en todo caso el contenido es el mismo: Cuerpazos de escándalo semidesnudos, vaporosos, frágiles, elegantes, sutiles, irreales... todos los adjetivos que Vds. quieran añadir, aliñados con una voz en "off" sugerente y sensual que dice en inglés algo así como "aguanchiguan" -y luego lo repite de nuevo-. Pero no uno ¿eh?, que hay varios, hay varios.
Y digo yo, vamos a ver, ¿no se está vendiendo el perfume en España? ¿porqué nos cuentan sus propiedades aromáticas ó seductoras en inglés? ¡Todavía quedamos seis o siete que no sabemos hablar inglés -ni ganas que tenemos de aprenderlo-!. Vds. dirán " si la envidia fuera tiña... si tú conocieras el idioma y entendieras que dicen con eso del aguanchiguan...". Puede que ahí lleven razón. Pero también he de añadir en mi descargo, que si la menda -que no tiene un pelo de tonta ni abuela- hubiera querido aprender inglés, lo hubiera hecho, ¿no he aprendido esta cosa del blog que es bien difícil? pues para que vayan viendo...
Supongo que son estrategias de mercado. Posiblemente los publicitarios piensan que, de ese modo, el frasquito de perfume resulta más sofisticado y atractivo para el oliente que si lo dicen en castellano de esta otra forma, p. ej.: "Póngase colonia Calvin Klei que verá que bien va a olei". Es posible que en este caso el perfume traiga más evocaciones aromáticas a las ovejas del tío Bernardo que a esa esencia glamourosa y refinada que tratan de colarnos. No sé, cuando lo hacen algún misterio tendrá.
Pero ahora digo yo otra cosa ¿qué pasaría si el cava lo anunciaran en catalán, las angulas en euskera o el marisco en gallego?, ¿no se estarían rasgando las vestiduras más de uno y más de dos y solicitarían el boicot para dichos productos?, piensen, piensen... Los publicitarios hacen su trabajo y lo hacen bien, pero a veces los ciudadanos aplicamos la ley del embudo según convenga.
Si esperaban que me asomara aquí para decir que detesto la navidad, siento haberles defraudado. Es cierto que no me gusta, pero de lo que estoy realmente hasta la peineta es de que nos metan el inglés con calzador. A este paso veremos a la abuela de la fabada anunciando sus alubias de este modo "guachiminí, unaitekindon chupoin, proff, proff, proff..." y ahí se las entiendan con ella. Lo que hay que aguantar con los spots... ¿qué les dije?... ya me he contaminado y empiezo a hablar inglés. No si...

viernes, diciembre 15, 2006

PASEO POR SALAMANCA


Efectivamente es lo que parece, Salamanca. Ya hay quién se me ha adelantado como cronista en otro blog para narrar lo que fue un día helador en la ciudad del Tormes. Poco más –y con menos gracia- puedo añadir.
La ciudad, hospitalaria y hermosa como siempre, ese día para variar nos recibió con gesto huraño y desapacible. Pero sólo a efectos climatológicos, pues a nivel humano Salamanca siempre será un lugar acogedor y lleno de ambiente donde nunca te vas a sentir solo.
Tras la tapita de rigor para irnos entonando llegó la visita al casco histórico y, como no podía ser menos, a la Catedral. Cuando íbamos a salir de la misma, un viento gélido con lluvia y granizo nos hizo desistir del intento. Otra vez para dentro y la Catedral que se va llenando poco a poco de gente que, sin paraguas, corre a refugiarse de la lluvia y el frío. Hasta un joven feligrés, un pequeño pomerania, tiritaba entre los brazos de su dueña y miraba confuso la elevada bóveda del edificio en un afán, sin duda, de dirimir si los arcos de crucería eran del XV, XVI o XVII... Tarea harto complicada para un lego en materia artística tanto si se es persona humana o dogo argentino, no digamos ya si se trata de un caniche, un chihuahua ó un pomerania –me imagino a mi Pachi...-

Visita obligada a la Plaza Mayor y a la fachada de la Universidad en busca y captura de la dichosa rana. De unas veces para otras a una se le olvida dónde demonios se aloja el bicho. Dicen que su hallazgo te procura novio ó un aprobado en la asignatura (¿en cuál de ellas?). Como una servidora ni estudia ni busca novio, desistió del intento y esperó tranquilamente a que alguien le pasara la información. Lo mismo que siempre hay quién está dispuesto a revelarte la identidad del asesino en la novela que estás leyendo, o si el chico se queda con la chica al final de la “peli” que piensas ir a ver, me dije “malo ha de ser que no haya algún alma caritativa que me ilumine acerca de la ubicación de ese pétreo e ilustre batracio”. Efectivamente, me hice a un lado de la plaza buscando el cobijo de una fachada y en escasos minutos conocí el emplazamiento de la ranita por boca de varias personas. Así... sin despeinarme ni rotar un solo grado mis sensibles cervicales.
Total, como quiera que las orejas se me estaban quedando como dos carámbanos, impulsivamente -sepan señores míos que una se rige la mayoría de las veces por impulsos y en el tema de las compras no iba a ser menos- irrumpí en una tienda y entre otros artículos variados adquirí una gorrita visera con un moteado similar a la piel del tigre -la mas kitsch que vi, qué quieren que les diga-. Me la calcé con etiqueta y todo. La dependienta se empeñaba en quitármela pero yo le dije “ahora que me está entrando la cabeza en calor...¡ni de coña!, y me fui con el ticket colgando, -desde que una servidora es actriz, tiene unas extravagancias...-
Remoloneando, después de un plato combinado –normalito-, un Rioja de Crianza –mejor- y chistes a los postres y el café, salimos otra vez, a por todas y afrontando el frío, a dejarnos engullir de nuevo por las empedradas calles salmantinas.
Esta vez fuimos a dar justo a las mismas fauces de la Casa Lis. Tenía yo ganas de entrar en ese sitio, pues soy una enamorada del Art Noveau y el Art Déco y nunca había tenido oportunidad de hacerlo. La verdad, me gustó. El edificio es bonito por fuera y por dentro. Alberga una interesante colección de piezas de porcelana, esmalte, bronce, vidrio, muñecas antiguas y las deliciosas criselefantinas, esas figuras exquisitas y delicadas de oro y marfil con una constante que se repite en todas ellas, el movimiento. Las pequeñas bailarinas en equilibrio, vestidas estilo charlestón, parece como si estuvieran a merced del mismo viento que por la mañana amenazó con ponernos a los pies de Su Majestad la Peña de Francia.
No se permiten cámaras fotográficas aunque no me pude resistir a la tentación de hacer una foto del interior con el móvil (esa que ven ahí), supongo que mi gorrita kitsch no le pasó inadvertida al de seguridad porque vino rápidamente a llamarme la atención- con mucha corrección, eso sí-.
A la caída de la tarde, de regreso a Pucela y, cómo no, de vuelta a casa o lo que es lo mismo, al Suco, a La Antigua, al Portón... ¡Ahhh... hogar, dulce hogar!

domingo, diciembre 10, 2006

¡¡QUIERO TENER MI PROPIO CALENDARIO!!


¿Se han dado Vds. cuenta cómo de un tiempo a esta parte, a medida que avanza el otoño, proliferan los calendarios de bomberos desnudos -por una buena causa, desde luego- más que níscalos en un pinar?. Sí, sí... en cualquier Comunidad, en cualquier municipio grande ó chico, los efectivos del cuerpo de bomberos tiran de pantalón y casaca, quedándose a culo pajarero y posando manguera en ristre, sólo cubiertos con botas y casco para solaz y disfrute de propias-os y extrañas-os.


Mi ciudad no iba a ser menos, cómo no, y también dispone de su correspondiente almanaque con esos bizarros apaga-fuegos. Una servidora en cuanto se enteró que una compañera de trabajo hacía de mediadora entre el Cuerpazo de Bomberos y el (lúbrico) Consumidor, se apresuró a adquirir dicho calendario. Hay quién pone pegas (siempre hay “pone-pegas” en todas partes) y dice que si unos están gordos, que si otros están delgados...qué vaaa...ni caso, están todos estupendos y cada uno de ellos luce espectacular con su correspondiente manguera haciendo acopio de buena voluntad, sobre todo cuando es, como en este caso, por un buen motivo, la lucha contra el Cáncer (nadie estamos libres ni del cáncer ni de los incendios).
Alentada por conocer a otros “miembros” de este insigne colectivo de bomberos navegué por Internet hasta dar con unos hermosos ejemplares oriundos de diferentes Comunidades –no se moleste nadie por el término ejemplar, que no va en tono peyorativo, digo “ejemplares” en su acepción de “muestras prototípicas o representativas”, es decir con toda mi admiración-. Contemplé cuerpos musculados de bomberos bilbaínos, catalanes, manchegos, gallegos...a cuál mejor, las cosas como son. Mi pariente me sorprendió cuando aún me hacían los ojos chiribitas ante la pantalla del ordenador. Ni él me pidió explicaciones ni yo se las di, qué quieren que les diga...Sabe de sobra que soy aficionada a esto de las ONG y que mi mirada es tan limpia como la de un bebé -¡ya!-.
Total, que entré en la página web de la Policía Municipal de Sevilla que también ha probado dicho invento y llegué a una conclusión: Si queremos reafirmar nuestro colectivo laboral, mostrarnos ante la opinión pública –aunque sea en cueros- y ya de paso reivindicar alguna mejora... ni sindicatos ni leches. Un buen calendario en pelota picada nos hace más fuertes, solidarios, comprometidos y logra en cuestión de días lo que no consigue un montón de años de trabajo oscuro y gris, es decir, proyectar nuestra imagen en la sociedad. No digamos ya, si encima contamos con el impagable apoyo mediático de un informativo en su franja de mayor audiencia.
De tal modo que en un momento de euforia, sin haber ingerido una sola gota de alcohol ni estar al borde del “Asturias patria querida”, le dije a una colega que porqué las enfermeras vallisoletanas no hacíamos lo propio dado que el colectivo médico suele ser bastante conservador y no se retira la bata, la mascarilla y el pijama ni para entrar en la ducha. ¿Qué de malo puede haber en unas fotos inocentes y bien hechas buscando nuestro lado bueno? si lo hubiere... esa es otra, a ver qué fotógrafo tiene arrestos suficientes para lograr sacar de alguna de nosotras el “lado bueno” con la mala fama que tenemos a veces las enfermeras. Mi compañera me dijo estar dispuesta. De modo que hemos encendido la mecha, ya "sólo" nos falta encontrar el mecenazgo de alguna asociación ó fundación, doce diplomadas de rechupete y, de paso, algún bombero que venga a apagarla -la mecha-. En ello estamos. Anímense los mecenas, las enfermeras de rompe y rasga y...Todo sea por una buena causa.

jueves, diciembre 07, 2006

ANÁLISIS (mediático) DEL LLANTO DEL NEONATO




El otro día escuché en un telediario una noticia que me llamó poderosamente la atención: Una australiana aseguraba ser capaz de identificar, al menos, cinco tipos de llanto diferentes en el recién nacido y de conocer la causa de dichos llantos.
“¡Caramba!”, pensé, “qué australiana más chula”. "Ningún bebé va a venir a llevarle la contraria a esta señora, entre otros motivos porque los niños de pecho no suelen llevarle la contraria a nadie –para eso son de pecho, oiga"-.
Tal vez si lo hiciera, el niño diría: -Pues no, señora, no lloro porque me duela nada, sólo lloro de la risa que me produce ver como Vds. los adultos hacen conjeturas con estos asuntos tan íntimos y personales; lloro de pena cada vez que atisbo en mi horizonte una persona mayor en las mismas condiciones que yo, o sea, sin dientes y con pañales, y pienso, "anda que tenerme que ver de esta guisa otra vez cuando tenga la edad de este andóbal, bufff" ; y lloro de miedo cuando se acerca a olisquearme el fox-terrier de mi tía Amparo -que me mira como si yo fuera una empanadilla-, a pesar de esas voces experimentadas que intentan tranquilizarme diciendo “si no hace nada, sólo quiere saludar al nene” –con las malas pulgas que se gastan los fox-terrier, ¡coño!-.

En fin, con un neonato es muy fácil ir de farol habida cuenta que no tiene criterio para llorar por un desplome de la bolsa (en todo caso lo haría por una caída de la leche); le trae al fresco quién gane o pierda la Liga o las Elecciones Autonómicas, si han subido los precios de los hidrocarburos (su carrito de paseo va a seguir funcionando por tracción animal) o si el caviar en estas fechas anda por las nubes ( a él no se lo dejan ni oler porque dicen que es pequeño, sabrán esos villanos lo que es uno...). Tampoco tiene mal de amores ni le obsesiona la subida del paro o el precio de la vivienda (su hábitat se limita a las cuatro rejas que rodean su cunita) …

Estarán Vds. de acuerdo conmigo en que sus necesidades son bastante básicas –se cuentan con los dedos de una mano-, y es una perogrullada además de una estulticia pensar que cada vagido que arranca un niño por una causa es necesariamente igual al que emite otro niño por el mismo motivo.
Eso es tanto como decir que el recién nacido carece de la personalidad necesaria para poder llorar según le salga de los mismísimos pañales, sin tener en cuenta su propia idiosincrasia.

Pero lo raro no es que una australiana elucubre con estas tonterías. Por el simple hecho de que se trate de una aborigen nacida en las antipodas tampoco vamos a limitar sus métodos de conocimiento empírico al mundo de los marsupios, sería injusto. Lo que ya me parece más extraño –y penoso-, Sres. míos, es que una noticia como ésta comparta titulares en un informativo con el proceso de paz en Euskadi -por poner un ejemplo-.

martes, diciembre 05, 2006

EN LA CONSULTA DEL DOCTOR ( 3ª y última parte)


...continuación...


El Dr. Zito leía moviendo los labios y sus ojos, tras los lentes, se paseaban de los papeles al rostro de Federico y del rostro de Federico a los papeles.
Su desazón iba creciendo por momentos al sentir sobre sí, como una losa, la inquietante mirada del enfermo. Carraspeó:
-Humm...humm...verá, parece que aquí ha habido un lamentable error. La historia que yo manejaba era la de otro paciente aquejado de un problema diferente al suyo, por cierto, de edad bastante más avanzada...-
-¡No si yo ya int...!-
- ...para que vea que yo tenía razón, esa patología es cosa de ancianos, y usted, erre que erre, empeñado en ser prostático. Si Vds., los pacientes, dejaran de molestar y hacer sugerencias desde el mismo momento en que pisan la Consulta no confundirían al médico y no pasarían estas cosas.-
- Yo desde que he entrado lo único que le he tratado de explicar...-
-Lo que le decía Adelita...-
-...y no me ha dejado...-
-... ahora no hay respeto para los médicos ni para nadie. El enfermo cree que tiene todos los derechos, trata de enredarnos para que cometamos negligencias y así después denunciarnos y sacarse una pasta gansa-

Sobreactuando, declamaba en tono solemne como si estuviera interpretando Hamlet. Llevaba las manos dentro de los bolsillos del pantalón y contemplaba con tristeza la calle desde la ventana con la mirada perdida, reflexionando en voz alta para sí mismo, como si no hubiera nadie más en la estancia.
-Pe...perdone Doctor, no lo tome así. Yo sólo quería un volante para el oculista por esto mío del estrabismo, pero si quiere lo dejamos...vamos que...me voy si eso...-
Federico, bizqueando más que nunca, se sentía abochornado y culpable.

La enfermera permanecía sentada sobre el sillón del médico, y tras limarse las uñas se disponía a aplicarles una laca de un rutilante fucsia. Asentía con la cabeza a la vez que el Dr. Zito desgranaba toda la sarta de lamentaciones:
-Es más, Federico, si me apura un poco creo que debería denunciarle por poner en duda mi profesionalidad al asegurarle que su próstata está perfecta y usted empeñarse en afirmar que la tiene hecha polvo. Pero ya ve, ha dado con un hombre íntegro y honesto que solo desea el bien del enfermo-

Sonó un ¡plopp!, los dos hombres miraron en la misma dirección. Era Adelita que acababa de explotar una gran pompa de chicle y se le había quedado adherida en torno a la boca y la nariz.

(Federico afligidísimo)
- Tiene razón Dr. Zito ¿cómo habré podido ser tan desconsiderado?, si además me viene muy bien una revisión de esa zona ¡anda que no me voy yo poco contento sabiendo que estoy estupendo de la próstata! por lo del estrabismo ni se preocupe, hay veces que ni me lo notan...-
-Bueeeeno, bueno, tampoco hay que exagerar... está usted bizco, pero bizco de narices, ¡vamos que me está poniendo nervioso todo el tiempo porque no sé dónde mirar!, ¡¡Adelitaaaa!!. venga, déjese de manicuras y rellénele a este pobre hombre un volante para el Oftalmólogo-
La profesional protestó airada mientras se soplaba las uñas y agitaba las manos haciendo tintinear las pulseras:
-¿No ve que ahora no puedo escribir?-
-No, si tendré que hacerlo todo yo...-
Buscando el bolígrafo sobre la mesa empezaron a volar revistas, un espejo, un donut reseco, volantes de análisis llenos de manchas de grasa...
-Humm...¿lleva usted bolígrafo a mano, Federico? aquí nunca hay de nada-
Lanzó una mirada asesina a la enfermera que ahora, obviándole por completo, se aplicaba eye-liner en el párpado superior ante un espejo que había en la pared.
Solícito, Federico le tendió un rotulador de punta fina.
-¿No tiene otra cosa, hombre? Esto no sirve porque no calca, ¿no ve que no calca? y...y...no me mire así...-
-Pu...pues sólo he traído esto-.
El paciente bajó la vista avergonzado, sabiendo que el nerviosismo incrementaba la divergencia de su mirada y tartamudeaba al hablar.
-Mire, pues vamos a hacer una cosa. Como ya sabemos que está usted bien de la próstata, dejamos por hoy el asuntillo de los ojos y vuelve por aquí otro día a pedir consulta ó lo que quiera, pero ¡¡tráigase un bolígrafo en condiciones y folios limpios!! que así no se puede trabajar, hombre por Dios...luego dicen-

El enfermo, libre al fin, abandonó la consulta corriendo. A medida que se alejaba por el pasillo volvía la vista hacia atrás (con un solo ojo porque el otro miraba al frente) presa del pánico como si hubiera despertado de una pesadilla. Desde lo lejos, llegaban hasta sus oídos las voces de Zito y Adelita interpretando a dúo un aria de Madame Butterfly.



FIN

EN LA CONSULTA DEL DOCTOR ( 2ª Parte )

....continuación...


Acalló sus protestas cuando sintió bruscamente que un dedo gordezuelo se instalaba en su interior al tiempo que la enfermera, desarrollando una inusitada potencia de luchador de Sumo, le obligaba a inclinarse hacia abajo apoyando ambas manos con fuerza sobre su espalda.
Sometido, sin decir ni pío, aguantó estoicamente el asalto del Dr. Zito hasta que éste, con gesto triunfal, se arrancó los guantes:
-No tiene usted absolutamente nada, todo en orden-
Adelita desde la mesa escritorio hacía señas al doctor agitando un papel en la mano, pero él no se daba por aludido.
-Ya sé que AHÍ no tengo nada- dijo Federico con retintín.
-Ustedes los pacientes lo saben todo. A este paso no sé para que vamos a servir los médicos, supongo que para recetarles lo que nos pidan-
La enfermera seguía haciendo gestos y muecas tratando de llamar la atención del galeno. Él, como si nada, continuó con la perorata:
-Vamos a ver ¿usted orina muchas veces en poca cantidad y aún se queda con ganas al terminar?¿si ó no?-
-Pues no, orino muy bien ¿y usted?- Federico respondió con aspereza, mientras se metía los faldones de la camisa dentro del pantalón, se atusaba el cabello y colocaba las gafas en un vano intento de recomponer su maltrecha figura.
El Dr. Zito, algo turbado por su mirada, no quiso entrar a la provocación aunque en su cara se traslucía el enfado por lo que consideraba una insolencia.
Adelita junto al doctor sostenía unos papeles entre las manos. Sus mandíbulas, arriba y abajo, hacían añicos un chicle.
-Mire Federico, yo no le he llamado para que venga a mi Consulta, de modo que si no está de acuerdo con mi forma de trabajar puede acudir a Atención al Paciente y...-
Sintió que un codo fino y puntiagudo se le clavaba como un cuchillo dentro del costado, era el codo de la enfermera.
-..exponer una queja ó pedir cambio de médico, lo que considere más... ¡¡ay, Adeliiita!! ¿qué hace?-
El facultativo levantó el pie del suelo al sentir que se lo taladraban con una broca del seis. Se contuvo para no lanzar un exabrupto al comprobar que era “ella” la que le había pisado deliberadamente con su tacón de aguja. Sin más contemplaciones le colocó bruscamente ante sus narices los papeles que tenía en la mano.


...continuará mañana...

lunes, diciembre 04, 2006

EN LA CONSULTA DEL DOCTOR (1ª Parte)



Federico entró en la consulta del medico y tomó asiento. El Doctor tenía junto a su mesa un montón de Historias Clínicas. Cogió uno de los sobres casi al azar y lo puso encima sacando la documentación que contenía en su interior.
El Doctor Zito se daba un aire a ese tipo que sale en los libros, Einstein creo que se llama. Tenía el cabello canoso y alborotado, unos gruesos bigotes de morsa y un aura despistado y nervioso que le procuraba un lamentable aspecto de chiflado.
La mesa estaba revuelta, llena de papeles y, sin disimulos, se veía sobre ella un diario deportivo y una revista de actualidad.

La enfermera que le ayudaba a pasar Consulta era una mujer menuda de aspecto vivaracho. Lucía unas vistosas gafas en forma de corazón. Su bata desabrochada, de un blanco inmaculado, permitía ver un modelo de falda tubo años 50 y una breve pero firme delantera. Adelita, además, era dueña de unas piernas bien torneadas que cubría con sexy medias negras con costura. Parecía una Bettie Page, pero a medio camino entre el pin-up y lo sanitario.
Sostenía en sus manos una revista del corazón, aunque en realidad ocultaba dentro del cajón La Crítica de la Razón Pura de Kant. Simplemente para no provocar desasosiego en los pacientes y otorgar aspecto de “normalidad” a la consulta.

El Doctor Zito examinó la Hª Clínica. Federico, nervioso, tamborileaba los dedos sobre la superficie brillante de la mesa. Miraba a través de sus gafas de montura metálica con gesto desconfiado y... ambiguo, muy ambiguo. Cortésmente esperaba que el Doctor pronunciara la primera palabra. El médico, antes de hablar, movió negativamente la cabeza:

-Es usted muy joven para este tipo de patologías, suelen aparecer en edades más avanzadas-
-Pues yo lo tengo desde que nací, ya ve-
-Eso lo dirá usted, no creo que se lo haya confirmado ningún médico, ¿me equivoco?-
El doctor sonrió con autosuficiencia.
-No sé, pero recuerdo que desde bien pequeñín ya me llevaba mi madre a Consulta por este mismo problema-
-Bueno, bueno. Póngase ahí junto a esa camilla, descúbrase de cintura para abajo y apoye los codos sobre ella de espaldas hacia mí-
Lo dijo sin mirar al paciente, como si se sintiera cohibido en su presencia sin saber muy bien porqué.
-¿Cómo? si yo no...-
-Venga, es solo un momento y no le va a doler-.
-Pero si yo no vengo a...
-Qué mala costumbre tienen los pacientes de decirle al médico lo que ha de hacer-
Miró a Adelita al tiempo que hacía la observación, evitando dirigirse a Federico en todo momento, tal y como si no estuviera presente.
-Vamos a ver, relájese-
Federico de reojo vio que el médico se calzaba unos guantes de látex y se embadurnaba los dedos con un pelotón de vaselina.
-Pero es que...esto es un error...mi...mire usted-



... mañana continuará.

sábado, diciembre 02, 2006

ACOSADO

El pulso le latía muy rápido, tal vez demasiado. Tuvo que bajar el cristal de la ventanilla porque se sentía asfixiar dentro del coche. Notaba cómo el sudor chorreaba por su espalda y le iba empapando la ropa. Molesto, se ahuecó el cuello de la camisa. Dio un tirón seco y rodeó su cuerpo con el cinturón de seguridad. De la fuerza que hizo al traccionar, la cinta de tela quedó bloqueada, “no me faltaba más ahora que me pillaran sin el cinto”.
Los treinta minutos más estresantes que recordaba de los últimos tiempos, los llevaba navegando, perdido y a la deriva, por las calles de la ciudad, a bordo de un viejo coche tuneado y en medio de una palpitante oscuridad tapizada de neones y faros de vehículos.
Desde que abordó a punta de navaja a ese tipo a la puerta del cajero y le pilló los cien euros que llevaba encima, había emprendido un viaje iniciático hacia las mismas entrañas del infierno. Montó en el destartalado vehículo que le esperaba en marcha junto al cajero, arrancó haciendo chirriar sus ruedas y, a ritmo de reggaeton, aceleró dejando sobre la acera a un confuso y asustado viandante que, a voces, pedía ayuda a través de un móvil. A los cinco minutos exactos tenía tras de sí un monstruo de grandes ojos anaranjados que le seguía sin pestañear, echándole todo su aliento sobre el cogote. El tenaz acosador emitía unos alaridos espantosos y, sobre su cabeza, llevaba una especie de antorchas que daban vueltas y más vueltas, emitiendo destellos luminosos.
Se saltó semáforos en rojo, esquivó personas, motos, autobuses, frenó, aceleró, trató de dar esquinazo al monstruo... fue inútil. Todo le daba vueltas como si estuviera sobre un tiovivo y sentía un desagradable zumbido dentro de sus oídos. Se apartó bruscamente a un lado de la calzada y sostuvo su cabeza, que estaba a punto de estallar, entre ambas manos.
Con sorpresa y de refilón vio que ¿¡¿LA AMBULANCIA?!? que venía detrás, no sólo no se detenía sino que le sobrepasaba, y hasta pudo percibir la mirada furibunda de un sanitario que le increpaba desde su interior: “¡¡¡Ya era hora de que nos dejaras pasar, cabrón!!!.

martes, noviembre 28, 2006

MASCOTAS...




El mundo de las mascotas es la mar de curioso y pintoresco. Cuando tienes animalitos domésticos desarrollas cierta capacidad de observación que te lleva a estudiar sus reacciones con detenimiento y...¿qué ves?. Pues que no son tan diferentes a nosotros como pensamos. Por ejemplo, una servidora tiene un perro y una gata. Pues bien:

El perro se llama Paquito ( Patxi cuando utilizamos el euskera que es casi nunca, entre otras cosas porque en esta casa, al ser oriundos de La Tierra de Campos, lo controlamos poco). ¿Lo ven?, simplemente por el nombre de pila ya se asemeja al vecino del séptimo. También usa barbas y bigote como él -y como su señora-. Al ser un mestizo cruzado entre Chihuahua y Pomerania es pequeñín y tiene las patitas cortas –igual que el del séptimo ¡lo mismo!, bueno... en lo del mestizaje no sé si coinciden, a Paco el vecino yo le veo más Chihuahua que otra cosa, por sus orejas ¿saben? las tiene enormes...- Mi perro por la noche, cuando se acuesta en su camita, vuelve hacia la pared la abertura que hace de puerta para que nadie le moleste cuando duerme -a mi me ha confesado “la Loli”, la del bigote para entendernos, que su marido hace igual, en cuanto cae en la cama es como una marmota, vamos... y hablando lo que es en “plan felino”, dice que se vuelve hacia la pared enroscado como un gato, ronca como un león pero que de “saltos de tigre” nastis de plastis, ya ven, quién lo iba a decir-.

La gata se llama Missi – a “la Loli” su marido le llama “Churri”-, es una tipa de rompe y rasga, morenaza, tiene unos enormes y expresivos ojos de color ambarino y se contonea lascivamente al caminar. Es más alta y más flamenca que el chucho (parece un Sargento Semana y al pobre le trae por la calle de la Amargura) -¡¡es la Loli!!. Está en celo la mayoría de las veces aunque Paquito pasa de ella –igualito que el Paco con la Churri-. Hemos observado que la vuelven loca los bomberos -maúlla melosa cuando ve que salen por televisión, pero bueno...eso no tiene nada de particular, también le sucede a la Loli...y aquí a la menda-. Finalmente, añadir que es la que lleva los pantalones y hace de portera controlando cada vez que sale el chucho de la habitación. Si tiene el día bueno, da un salto limpio, se sube al sofá, tracciona hacia abajo la manilla de la puerta y el perro sale; de lo contrario, se jode y se aguanta –como el Paco-.

En fin, como ven, los bichos no pueden ser más parecidos a nosotros. A veces, cuando están solos en la habitación, juraría que les oigo reñir acaloradamente y mencionan la palabra divorcio mientras se pelean por los utensilios de comer, el pienso y la cama-nido. Son exactos

lunes, noviembre 27, 2006

DUDA EXISTENCIAL APLICADA A LA MINIFALDA

Dudé bastante antes de plantarme la minifalda y salir a la calle: “¿Me quedará bien?, ¿no estaré talludita para llevar una “mini”?, ¿acaso tengo piernas para poder lucir?, no sé, como hace tanto tiempo que no me las veo... Siempre van ocultas bajo los pantalones, luego es posible que se me hayan gastado y ya no las tenga, tal vez ahora funciono a ruedas, a motor, ó ...¡¡ a pilas !!. Vaya Vd. a saber”.
Cuando me desenfundé los vaqueros vi con asombro y agrado que, no sólo tenía pantorrillas, además tenía muslos...¡¿¡dos!?!, “qué bueno” pensé mientras me los palpaba aún algo escéptica. Busqué en el cajoncito de la mesilla de noche un par de medias -qué problema-. “Y ahora ¿cuál me pongo?, ¿las negras y tupidas ó las caladas que son más atrevidas?, ¡¡cielos!!, ¿porqué ha de ser tan difícil la existencia? siempre teniendo que elegir: Falda-pantalón, manga larga-manga corta, bota alta ó botín, braga-tanga... Esto SÍ son problemas, Sres., no la inflación ó si hay cabezas nucleares en Irán, en Corea ó en Albacete, ¿puede haber un conflicto mayor para una mujer -¡¡no digamos para un caballero!!- que decidir en sólo media hora qué par de medias combinan bien con una minifalda?. Humm...ya quisiera yo ver a muchos políticos ante un trance de ese calibre”.
Al final opté por las de rejilla. Me puse la falda y las botas y me eché a la calle.
Titubeante salí del portal. Al principio caminaba encogida, encorvada, con la vista puesta en mis rodillas y la porción de muslo que asomaba bajo la falda. Junto a un semáforo, el joven conductor de un coche que estaba parado me sonrió. Era una sonrisa de aprobación, hasta me pareció que el chico mostraba su beneplácito moviendo la cabeza arriba y abajo, igual que esos perros horteras y sedentes que se ponían antiguamente en la bandeja trasera de los automóviles. El coche arrancó llevándose consigo a mi benefactor. Tuve un fallo, no le correspondí con otra sonrisa. A veces está una realmente torpe. Mi autoestima se vio incrementada considerablemente. Qué les voy a contar, sufridos lectores, que no se imaginen a estas alturas. Saqué pecho –ya sé... ya sé que poco, no se pongan quisquillosos-, erguí mi descompuesta figura y empecé a escuchar una música de fondo, creo que el Fallin de Alicia Keys para ser más exactos. Pisando fuerte con arrogancia y desafío, miré disimuladamente mi reflejo en la luna de un escaparate mientras interiormente me repetía: “Estoy buenilla, estoy buenilla, estoy buenilla...”.
Mi momento de gloria duró cinco minutos exactos que fueron los que tardé en llegar al trabajo y embutirme en el traje de faena. Hay que ver qué poco dura la dicha en la casa del pobre –y en la de las “buenas”-.


viernes, noviembre 24, 2006

GLAMOUR



Glamour. Mágica palabra evocadora de mil y una sensaciones que van del perfume caro a la copa de champán, pasando por el deportivo y el tacón de aguja. Al parecer es sinónimo de elegancia, encanto, atractivo, seducción y hechizo. Pero tengo la sensación que está íntimamente ligada al lujo y la distinción en el vestir, aparte de hacer alusión al talante y la personalidad arrolladoras de la persona glamourosa, aspectos por demás incuestionables para no caer en la vulgaridad –"mulos con arneses de caballo" como dijera la buena Mammi ¿recuerdan?, la leal sirvienta de Escarlata, esa especie de conciencia metidita en carnes que siempre ponía en solfa y los puntos sobre las íes a su veleidosa ama-.
Porque decir glamour no es lo mismo que decir elegancia, no nos engañemos. La elegancia es contención, mesura, es “no llegar”, es...quedarse siempre un poquito corta: De perfume, de joyas, de maquillaje, etc. Elegancia es, casi, casi, si me apuran, pasar desapercibida. El glamour no. Cuando decides ponerte de ese modo lo haces para que te miren y no poco, reconócelo. Además de elegancia, el concepto "glamour" contiene una ensayada mezcla de picardía y sensualidad – resultar un poco sexy es condición sinequanon -; unas leves gotitas de insinuación; un halo de tenue provocación; es seducirles a ellos y, subliminalmente, hacerles reventar de envidia a ellas; es, conseguir -sin pretenderlo, faltaría más- que cuando llegas a una fiesta, a los hombres que habitualmente tienen contigo un trato fraterno se les dibuje en el rostro el gusto por el incesto, y a las mujeres que “tenían” contigo un trato fraterno les entren unos irreprimibles deseos de convertirse en las hermanas de Cenicienta, de trocar tu Jaguar en ratón y tu modelo de Valentino en un básico de Carrefour. Y claro, tú eso lo notas enseguida, a tí no te la dan... no hay más que ver las miraditas de reojo de los unos y las otras. Por que en el fondo lo que buscas a través de dicha estética es eso, una sutil y controlada perversión. Sin ir más lejos, yo cuando me calzo el tacón de aguja de la foto, piso de otra manera. Sí, sí... han de saber Vds. que con ellos no sólo me aúpo diez cms. en términos reales, sino que aumento varios metros de autoestima hasta llegar a tocar, a veces, el cielo con los dedos.
Una señora-señora -en el más amplio sentido de la palabra-, aunque vista de Buerberrys, lleve botas de montar y se coloque una camisa de lino -sabiamente desabrochada-, ó una simple camiseta de algodón -sabiamente ajustada- no es tan inocente como pueda parecer a primera vista. Su puesta en escena no es casual. Está tan estudiada y elaborada como la cresta de un punky, (que tampoco es casual, damas y caballeros) se lo digo yo. Créanme, al levantarnos de la cama nadie lo hacemos con el glamour puesto ni la cresta repeinada. Salvo los gallos.

miércoles, noviembre 22, 2006

LA GIOCONDA ( Versión Curcubitácea)

La Curcubita Máxima Duchesne sonríe. Siempre sonríe. Tiene un gesto enigmático y melancólico aún no descifrado, en su semblante ambiguo e indefinido. Ignoramos si se trata de un rostro adolescente, femenino ó andrógino. Tampoco sabemos si es una variedad de Curcubita Moschata Duchesne, de Berincasa Híspida ó de Shintosa. Entre otras cosas, porque la mayoría de los mortales puede que entendamos de fútbol, caballos, coleópteros, física cuantíca ó logaritmos, pero somos unos ignorantes en lo relativo a calabazas.
Sus rasgos están levemente difuminados, como si al cultivo de dicha herbácea se le hubiera aplicado en un momento dado la técnica del “sfumato”. Un esotérico diría que tras ella se abren dos vías: La “vía húmeda” ó nirvánica (de regadío) rica en silicatos y bien drenada, que es la que nos lleva hasta el Nirvana; y la “vía seca” ( de secano) que nos lleva hasta el mismo bosque de la alquimia.
Monna Lisa, la gran Gioconda de las curcubitáceas nos ilumina desde su cabezota, esa magna testa de hasta 30 kilos de peso, con una mueca entre meliflua y natural, pícara e ingenua, libre y contenida, a ratos fatal y a ratos sublime, pero siempre exenta de cualquier vestigio de coquetería, erotismo ó voluptuosidad.
En realidad ¿en qué piensa la calabaza?, ¿en el estudiante haragán y fracasado?, ¿en ese ademán lleno de desdén y arrogancia que va directo al corazón del pretendiente?. Humm...misterio. Hay un misterio insondable en su interior, pero eso sí, bien provisto de glucosa, betacaroteno y cabello de ángel.

martes, noviembre 21, 2006

ME GUSTA VERSUS NO ME GUSTA (o la maldición del cristal)



Ya amenacé ayer con ello -y no me digan que no-. Hoy toca el apartado de los “No me gusta”. Resulta chocante cómo a través de un listado de cosas, algunas de ellas afines pero otras inconexas entre sí, se puede llegar a conocer la personalidad de alguien. Ver si somos pasionales, tranquilos, cultos, analíticos, sintéticos, grado de madurez, etc, etc.
Después de leer mis propios listados yo no sé si me conozco más, la verdad, pues a ese respecto ando un poco perdida. Es lo mismo que cuando te contemplas en un cristal y ves tu reflejo, por mucho que mires nunca distingues tus rasgos con precisión y siempre te vas a quedar con las ganas de saber si se te ha corrido el rimmel ó no.

NO ME GUSTA:

La carne. “Ciertas” películas comerciales, generalmente americanas. Sudar. Todos los topicazos que se dicen en estos casos pero que además son ciertos: La violencia, los dictadores, el terrorismo, las guerras, la prepotencia, los perdonavidas, etc., etc. Comer mucho. Dormir mucho. Darme cuenta a toro pasado que tenía que haber revisado y corregido más ese texto escrito y enviado “a la remanguillé” porque podía haberlo hecho mejor, y yo lo sé, pero los demás no. Limpiar el polvo. Que me incordien con preguntas u observaciones tontas cuando estoy en trance, pensando. Sentirme miserable después de responder de malos modos a alguien a quién quiero. El calor. Los viajes largos en coche. La leche sola. Ciertas músicas ó lecturas que intento soportar lo mejor posible porque aún detesto más la intransigencia. Cuando hay una reunión importante para tratar de solucionar algo, que la gente se disperse y pierda el tiempo en asuntos irrelevantes. El cotilleo. Vestirme de señora mayor Las escenas violentas en general y de maltrato a los bichos en particular. El fútbol, más que el fútbol ciertos aficionados extremos y malencarados. Que se juzgue a las personas por pertenecer a determinadas etnias ó países de origen. La típica frase “tantos extranjeros...nos van a invadir” me harta, de hecho ya estamos invadidos, pero de tontos y egoístas. Los radicalismos, “ a ese le cogía yo de no sé dónde...”. La incomunicación, y que por su culpa no se arreglen problemas que podían tener solución. Que me hostiguen y metan prisa. Las persona plañideras. Los tristes que me bajan la moral a los pies. Los envidiosos. Los chándal. Que me llamen señora en la fila del autobús -¿qué passssa, que no tienen ojos para ver que una es todavía adolescente?-. Esperar en una fila ó en una tienda a que me llegue el turno. Restar...

Rastreando las huellas de las pisadas de todo aquello apetecible ó detestable, a veces descubrimos que dentro de nosotros se esconde un dinosaurio -ó un ratón-, vaya usted a saber. Miedo me da averiguarlo.


lunes, noviembre 20, 2006

TERAPIA MENTAL A TRAVÉS DEL OuLiPo

La primera propuesta a realizar en el nuevo Taller de Relato que estoy iniciando estos días es la Presentación. Una especie de autorretrato basado en el Movimiento OuLiPo. La tarea consiste en enumerar por un lado las cosas que me gustan y por otro lado las que no me gustan. Parece ser que dicho recurso, aplicado a la Creación literaria, resulta además altamente beneficioso para nuestra, ya de por sí, depauperada sesera. Eso de apoyar los codos sobre la mesa, ponerse en trance como si uno estuviese convocando al espíritu de Alí –Baba y los cuarenta ladrones – juntos-, y tirar de la manta de las ideaciones positivas ó negativas que vayan acudiendo en peregrinación a la propia psique, como si ésta fuera la Catedral de Santiago en pleno jubileo, debe ser por lo visto una cosa sanísima. Vamos, que sueltas lastre patafísico y te quedas...lo que se dice “hueco”, como un reloj. Una servidora es disciplinada, por lo que empecé el ejercicio justo por donde me mandaron, es decir, por los ME GUSTA. Al principio dudaba que me salieran -a bote pronto- más allá de media docena, pero llega un momento que no hay quien te pare, qué vicio...Hagan, hagan la prueba y ya verán.

ME GUSTA:
Los garbanzos. El arroz. El pescado. El cine de autor. Sabina. El teatro. Lo que el viento se llevó. Escarlata O´Hara y demás heroínas de ficción apasionadas y apasionantes –Bovary, Ozores, Raquîn, etc.-, cuya gesta más conocida fue enamorarse perdidamente de la persona no adecuada, Dios nos pille confesados. La cerveza de trigo. Mirarme en el espejo y encontrarme bien. Leer –Proust, Wolf, Galdós, Benedetti...- Conocer lugares. Resultar sexy. Mi perro. Mi gata...todos los bichos. Ver feliz a mi hija. Que no me importe pedir perdón y humillarme ante alguien a quién quiero. Ir de tapeo con los amigos. Tomar el sol en la terraza con los ojos cerrados escuchando una romántica canción, y sentir el sabor salado de una lagrimita que se desliza por mi cara. Escribir. Ahora, el ordenador. Hacer presentaciones de powerpoint con fotos divertidas de amigos, enviarlas y después reírnos todos juntos con ellas. Mi blog. La Filosofía. Las personas “raritas” que chocan frontalmente contra todo el mundo –Jaimito contra todos-, pero que tienen un corazón de oro y muchas cosas que contar y transmitir a los demás. Los morenos de ojos grandes y negros. La gente positiva que me hace reír. Las escenas eróticas –bien traídas- en el cine. Bailar –cualquier cosa-. Cantar. Interpretar. Mirar y que me miren a los ojos. Que me lean. Los vaqueros ceñidos. Estar delgada. Barcelona, S. Sebastián y Zaragoza, por ese orden. Mi barrio, mi Grupo de Teatro, toda mi gente. El buen rollito con la juventud. Los canapés del Solera y el cafelito del Minuto – y si puede ser en buena compañía, mejor-. Votar a las izquierdas. La demagogia, aunque es una forma como otra cualquiera de radicalizar a las masas, a veces se despiertan ciertos espíritus que están adormecidos. Coquetear y flirtear “sanamente”. Usar tacones altos. Llevar el pelo corto. Un buen conversador logra llevarme -también “sanamente”- al huerto. Sumar...

Mañana, si se portan bien y me leen de nuevo, les contaré los NO ME GUSTA. Por lo pronto, tienen razón patafísicos, dadaístas, surrealistas y OuLiPos, ya voy notando mi mente mucho más despierta y despejada, ¡dónde va a parar...!

viernes, noviembre 17, 2006

¡QUIERO SER UN MEJILLÓN!




Efectivamente. Me gustaría ser una “molusca” –aunque fuese comestible- para cerrar las valvas y dejar con un palmo de narices a más de uno y más de dos, cuando no tuviese ni una puñetera gana de hablar con nadie.
¿No han observado Vds. en ocasiones que, queriendo estar solos pensando tranquilamente ó con la mente viajando Dios sabe dónde, siempre viene alguien en plan Indiana Jones –con toda su buena intención sin lugar a dudas-, más que dispuesto a rescatarles de las garras del intelecto?.
A mí me ocurre, de hecho a las personas pelín creativas e introvertidas, cuyo mundo velado es mucho más grande que el percibido desde fuera, nos pasa con relativa frecuencia.
Uno está sentado tan ricamente -con música ó sin ella, eso va en gustos- con los ojillos entornados, procurándose un sinnúmero de pirulas mentales, incluso mortificándose, porque lo de soñar despierto es lo que tiene, que a veces se nos ocurre cada cosa... Pero claro, las hay de cierta naturaleza que sólo son realizables en ese pequeño resquicio intangible que tenemos los humanos, más conocido como “universo de la ilusión”, y no nos queda más opción que dar por buenos dichos delirios.
En estas andamos, sueña que te sueña, cuando llega el colega de turno –en el trabajo, en el bar, en un parque, en el manicomio, en el mismo infierno...- y empieza con el cuestionario, porque podía ser monologuista ¿no? -como una servidora, pongo por caso-. Qué va, al que se sienta a tu lado le entra una repentina vena periodística y te asaetea a preguntas: ¿Bla, bla, bla....bla, bla...bla, bla...bla?. Tú respondes con monosílabos y gruñidos, pero él no se da por aludido, insiste, insiste... Es más, si en esos momentos tienes entre manos un trozo de papel con el que limpiar la diarrea mental que milagrosamente se te acaba de manifestar, y que los bienhablados denominan inspiración literaria; ó una cámara donde filmar aquellas imágenes con las que ya habías soñado y, ahora que tienes oportunidad, no quieres dejar escapar; ó un lienzo donde tus dedos cadenciosamente, sin riendas, cabalgan sobre la grupa de un pincel teledirigido por la sensibilidad..., terminas por mandarlos a todos a hibernar con la triste esperanza de que, cuando regreses, aún sigan ahí. Pero la imaginación es frágil y caprichosa, y no sigue con rigor el famoso aforismo : “Donde me dejas, me encuentras”- por lo que, en cuanto pilla la puerta abierta, suele darse el bote. De modo que te armas de paciencia y concluyes con ese loable precepto de cumplir con una de las enésimas obras de misericordia del catecismo -¿quién dijo que eran ocho?-: "Dedicarle un ratito al pesado de turno".
Y es mejor que te resignes y goces, porque el tipo siempre viene armado de un cuchillo para forzar las valvas del mejillón. He dicho.

domingo, noviembre 12, 2006

EL SLIP DE ADÁN





La imagen que tienen Vds. a su izquierda representa, nada más y nada menos, que los exiguos slips que usó el bueno de Adán en el Paraíso. Siempre me he cuestionado una cosa, ¿con qué sujetaba este buen hombre la hojita a su body?, -no existían las mercerías para poder adquirir un triste trocito de goma ó de hiladillo-, ¿con una pinza de tender la ropa?, humm...¿qué ropa? ¿su vasta colección de hojas íntimas Calvin Klein?. Y lo peor de todo, queridos lectores,....¿en qué lugar enganchaba la pinza?.
¡¡Buff!!, desde mi más tierna infancia este asunto me ha quitado sueños, créanme... ¿acaso utilizaba una liana? ¡¡cielos, que heavy, luego dirán de los piercings y demás!!.
Así pues, no me extraña que el invento fracasara...Un tipo que se desplaza en cueros a lo largo y ancho de un vergel con una ridícula hoja de parra tapando sus vergüenzas delanteras, y no cae en la cuenta que, a nada que se agache, se le va a ver el plumero, es que es lo suficientemente lerdo como para que una moza costillera, desnuda a lo Lady Godiva, le pueda embaucar...qué digo con una manzana, ¡hasta con una pastilla juanola!. Menos mal que Eva le pilló sin recursos, porque que si llega a disponer de propiedades –mobiliarias ó inmobiliarias, da igual-, le despluma vivo. Ya te digo.

CORTE DE SUMINISTRO



Sus cuerpos completamente enjabonados tiritaban de frío. Por más que miraban hacia arriba no caía ni una gota de agua. Parecían condenados a tener que soportar largo tiempo la espuma que se les introducía por cualquier resquicio. Se frotaban los ojitos con fruición y, cuanto más lo hacían, más molesto era el picor del jabón dentro de ellos.
Nadie parecía darse cuenta del problema a tenor de lo que se estaba dilatando aquella cruel situación. Se restregaban los brazos para procurarse un poco de calor y se miraban confusos entre sí. De improviso empezó a caer, primero una gota, luego otra y luego otra... hasta que descargó un leve chorrito de agua. Todos pugnaban por ponerse debajo del mismo. De manera compulsiva, temiendo que cesara la escasa lluvia que manaba de la alcachofa, luchaban a brazo partido por desprenderse de los restos de suciedad y del exceso de bálago. Surgieron los desacuerdos, los gritos, los empellones, las agresiones físicas en toda regla...
Por fin llegaron las fuerzas de orden publico para poner coto al funesto desaguisado. Aunque tal vez un poco tarde, porque las violentas colisiones habían hecho entrechocar algunos elementos demasiado endebles como para poder afrontar el amotinamiento sin quebrarse.
Cuando la máxima autoridad avistó dicho panorama, pudo comprobar que era desolador. El dantesco escenario ofrecía una imagen de cuerpos desfallecidos, algunos de ellos desmembrados, cubiertos de mugre, grasa, restos alimenticios y espuma... mucha espuma. Patéticamente, un fino hilillo de agua que seguía cayendo sobre fragmentos de vajilla y cristales rotos, se perdía a través del sumidero, mientras un operario del gremio de fontaneros se empleaba a fondo bajo el fregadero con una llave de tuercas.

viernes, noviembre 10, 2006



HE DADO CALABAZAS A ¡¡CLOONEY!!


Al pasar ante el quiosco me pareció que alguien me llamaba como en susurros haciéndome “chissst”. Me giré y no vi a nadie. Otra vez “chissst”. Me detuve ante la estructura acristalada, pero completamente velada por el considerable e ingente número de revistas expuestas, y recorrí con la mirada todas las portadas. Allí estaba él. Guapo, seductor, dentadura perfecta, sonrisa burlona, elegante como el que más -con decir que parece el nuevo Cary Grant está todo dicho-, en fin... el marido perfecto, el yerno ideal ó el jefe que tod@s quisiéramos tener. Miré hacia atrás pensando que, de llamar George ¡¡Clooney!! a alguien, no iba a ser a mí precisamente. Dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer. Pues bien, yo diría más. Creo que detrás de una mujer corriente e insignificante, siempre hay una mucho más alta, más guapa y que está más buena. Lo tengo comprobado y recogido con datos en un estudio sociológico realizado conmigo misma.
Pero, por más que miré, no vi a nadie. Desconfiada aún, le dije:
-“¿Es a mí?”
- “Por supuesto ¿a quién iba a ser?-
-“Y...y.. ¿qué quiere?-
-“Sáqueme de aquí, por favor”- Lo dijo bajando mucho el tono de voz y mirando hacia ambos lados para que no se diera cuenta el quiosquero.
-“¿Cómo lo hago? Esto es de cristal, no puedo romperlo sin armar escándalo ni cortarme..”.-
-“No sea simple, mujer. ¡Compre la revista y ya está, joder! es lo que se ha hecho toda la vida”-
-“Aaaah, es verdad”- Reconozco que respondí nerviosa y azorada, tanto que debí enrojecer hasta la misma raíz del pelo.
-“Para una vez que contacto con un estrella de Hollywood no puedo estar más torpe”- Esto sólo lo pensé, claro, pero no lo dije.

Por aquello de la honrilla y de salvar los muebles frente al estrepitoso ridículo que estaba haciendo, no ya por dirigirme de un modo tan aturdido a ¡¡Clooney!!, sino por impresionar como perturbada a los viandantes, dado que la triste imagen que proyectaba en esos momentos era esa exactamente, la de una pirada hablando con un quiosco -que no un quiosquero-, le dije muy digna:
-“Perdone Sr....¿cómo dijo que se llamaba?” –eso es, encima haciéndome la chula –
- “¡¡Clooney!!, soy George¡¡Clooney!!- El tío lo dijo con cierta insolencia, no sé...como un poco molesto.
-“Pues eso, Sr. ¡¡Clooney!!, lo que yo quería expresarle es que mis creencias me impiden comprar revistas del corazón, así que ya me contará qué hacemos”- Me puse brazos en jarras y todo para escenificar lo engorroso de la situación.
-“Bueno...para otra vez será, qué se le va a hacer. Muchas gracias de todos modos”- Se encogió de hombros y me dedicó una sonrisa (qué sonrisa, madre mía...).

El muy cretino no fue capaz de insistir ni nada por el estilo. Nada más darme la vuelta, observé con el rabillo del ojo que le estaba chistando a una jovencita alta y delgada como su madre, con una pinta de modelo que tiraba para atrás. Es lo que yo digo... algunos son tan infieles por naturaleza que están deseando que dobles la esquina para pegártela con otra.

miércoles, noviembre 08, 2006


EL ALIMENTO DEL BLOG


Bueno. Pues parece que poquito a poco va engordando mi bebé. Crece despacio, pero debe ser porque no le alimento muy bien. Como una es de poco comer y de escasa envergadura, ya lo dice el refrán: “De padres gatos, hijos misinos”. ¿Qué se puede esperar?.
De todos modos, quién más quién menos y por poco ilustrado que sea, ya sabe que el alimento de las letras, las artes ó las ciencias no se encuentra ni en los lácteos y derivados, ni en los cereales ni en el pescado azul. Para que un blog -una novela, una pintura ó una columna de un periódico- engorde, es preciso nutrirlo a base de sensaciones y vivencias -aunque la formación y los conocimientos adquiridos no vengan nada mal-. Cuanto más cargado de emociones llevamos nuestro equipaje, más fácil es tirar del hilo de la inspiración. A fin de cuentas, la inspiración es eso, un tenue y delgado hilo que, si logras atraparlo y lo vas enrollando poco a poco, puede llevarte hasta el centro mismo del laberinto imaginativo donde te estará esperando el Minotauro, muerto de risa ó muerto de pena, según el resultado de la urdimbre. Si eres capaz de ganar al bicho en su terreno, puede decirse que ese día has estado “genial”; si es él el que se hace con el ovillo, te facturará fuera del laberinto de un puntapié y ese día –creativamente hablando- no te jalas una rosca.
Llega un momento en la vida de las personas en el que uno, necesariamente, ni es más listo ni sabe más, pero se convierte en todo un experto gourmet en cuestiones de saborear la vida, de exprimirla y estrujarla para, al menos, tratar de obtener de ella el mayor jugo en lo que a placeres se refiere. Y no es que una servidora esté haciendo aquí apología del hedonismo, no. Pero llegado el ecuador de la existencia a muchos nos da por valorar las pequeñas cosas: Sentarse en una terraza ante una cerveza y tomar el sol con los ojos cerrados, salir de tapas con los amigos, no ser reo de intentar caer bien a todo el mundo –es imposible y una idiotez como la copa de un pino-, no obligarte a hacer algo que no quieres y exigirte hacer lo que quieres para buscar el equilibrio necesario entre “el debo y el deseo”... Por eso es preciso que en cuestiones de salud te funcionen bien las pilas para que no tengan que ponerte velas, y que salte algún chispazo amoroso de vez en cuando para que tu espíritu brille aunque la belleza se apague.

lunes, noviembre 06, 2006


SUEÑOS

Como todas las noches a la hora del duermevela, las almas abandonaron a sus cuerpos que laxamente descansaban tumbados sobre la cama. Salieron de la habitación y, lo mismo que tres chiquillos huyen tras cometer una travesura, se lanzaron a la carrera por el largo pasillo de la residencia y atravesaron el jardín. Con una inopinada elasticidad saltaron la verja y entre carcajadas se perdieron en la noche.
Visitaron lugares mágicos, se divirtieron, hicieron amigos, se enamoraron, también se desenamoraron, pasaron mucho miedo, sintieron la halitosis de la muerte encima del cogote, ganaron premios millonarios pero se lo gastaron todo en un casino de Las Vegas, pasaron de la infancia a la madurez sin apenas rozar la adolescencia, montaron en un tio-vivo, ella se vistió de Napoleón, ellos de Josefina, en suma... vivieron al límite.
Cansadas de dar vueltas, pero satisfechas, la almas reflexionaron sobre la conveniencia de volver ó no volver a sus cuerpos.
-“¿Qué hacemos? ¿regresamos?”-
-“Por mí, no. El mio está muy viejo y cansado. Me aburro mucho con él”-
-“Yo también. A su lado me siento como si ya estuviera medio muerta... ¿Y si no volvemos?...”-
No hubo respuesta. Cabizbajas, con gesto contenido y avergonzado, reanudaron la marcha.
Despacio, casi a regañadientes, tomaron el camino de vuelta a casa. Al llegar ante la puerta, remoloneando, las tres trataron de evitar ser la primera en subir. Igual que todos los días, arrastrando los pies se llegaron hasta el dormitorio. Cada alma junto a su cama observó el montón de huesos y piel que yacía sobre ella.
Ahuecaron las sábanas y despacito, oliendo aún a alcohol, tabaco, perfume barato y sexo, se acostaron sin hacer el menor ruido al lado de tres cuerpos arrugados que roncaban y olían parecido a tigres bengalíes, es decir, un rancio tufo a sudor y orines mezclado con colonia de baño –si a lo tigres le diera a alguien por ponerles colonia de niño, claro está- . Las almas tiernamente miraron a los cuerpos con aire condescendiente, casi maternal. Enlazadas a ellos velaron su sueño el resto de la noche con resignación. Otra noche más.
Por la mañana, en el comedor de la residencia, al menos tres ancianos comentaron: “Qué mal he dormido esta noche, he tenido una pesadilla.... Soñé que era joven todavía.”-




sábado, noviembre 04, 2006


ZEN...MUCHO ZEN

Nadie diría que lo que aparece en la imagen es el interior de un manicomio ¿verdad?. Así, a simple vista, parece que se tratase más bien de un interior japonés. Uno de esos lugares donde se practica el Zen. Y pudiera ser...Si el Zen consiste en un método encaminado a controlar el espíritu, para detener el curso del pensamiento y alcanzar la esencia de la verdad, ¿quién no nos dice a nosotros que en los manicomios, en realidad, lo que hacen los locos es practicar Zen...mucho Zen? ¿no es posible que el perturbado mental esté poniéndose a prueba para demostrar la realidad, su realidad, a base de pensar en no pensar?.
Si alguno de Vds. ha tenido la ¿fortuna? de visitar un psiquiátrico, se dará perfecta cuenta que lo que digo es cierto. No esperen encontrarse a los internos subidos por las paredes, tampoco se desplazan reptando, no. Con lo que uno suele toparse es con personas solitarias y silenciosas, que se deslizan por largos corredores, con una colilla medio apagada entre los labios, la mirada fija en un punto, la misma idea obsesiva dentro de su cabeza y la misma frase en su boca, como si fuera un mantra. Así, día tras día, semana tras semana, mes tras mes y año tras año. Aparentemente, sin pensar en nada.
Allí el tiempo se detiene sin apenas dejar huella, Cronos duerme, y sus habitantes, con una absurda mueca congelada en el rostro la mayoría de las veces, se dedican a hibernar, eximidos de esa onerosa carga que es asumir el paso del tiempo. Si no hay planes, ni hay proyectos, ni hay pasado y el futuro da igual porque va a ser más de lo mismo...¿para qué se va a preocupar uno del día que es hoy ó del que será mañana?.
Sus propias caras, de inclasificable edad, lo dicen todo. Lo único que no me encaja en esta relación Zen-manicomio es que dicho método trata de hacernos vivir la cotidianeidad de manera consciente, y mucho me temo que para ser inquilino de un psiquiátrico lo primero que uno se tiene que sacar es el carnet de inconsciente.
Cuando echas la vista atrás, a medida que te alejas de allí, kasisiempre verás a un sujeto taciturno que te saluda con la cabeza y te dice con un guiño, sin hablar, “donde me dejas, me encuentras”.
Paseantes reflexivos, silenciosos, solitarios, obsesivos...¿les suena?. En ocasiones nos deslizamos así por los corredores de la vida los que, en un alarde de imaginación, podríamos pasar por cuerdos.
¡¡Por Todos los Santos!!


Es curioso, pero todos los años al llegar estas fechas pienso lo mismo, como pienso lo mismo de las Navidades, cuando llegan, ó de cualquier otro evento señalado en rojo en el calendario. Debe ser que a medida que uno va teniendo cierta edad (¿?), aparte de llevar la mochila cargada de años, la va llenando de escepticismo y de ironía, y la va desposeyendo de rigor y seriedad terminando por hacer chanza de casi todo.Pues bien, mi madre siempre ha sido de las que se han apuntado a la tendencia de acudir a realizar su ofrenda floral a los muertos unos días antes de la festividad, para evitar la masificación y ese tonillo, a veces frívolo -según ella-, con el que se despachan algunos ciudadanos en los cementerios. Una servidora, que siempre le acompaña, tiene ciertos puntos en común con los que están allí encerrados, para qué les voy a mentir: Aparte de la mala salud, una va porque le llevan, la verdad sea dicha, que si no, no iría. Igual que ellos.El asunto es que cuando se aproxima el día de Todos los Santos, el escenario del camposanto cambia de manera radical. Lo distingues nada más entrar, cuando te asalta una mezcla de aromas bien distintos entre sí: El Mr. Propper, el Tenn con bioalcohol, la Neutrex, la Centella...y la Centolla, estoy casi por decir; amén del nefasto “perfume” de los crisantemos y de las dalias (mira qué huelen mal algunas flores...) el del ciprés, que ya es un clásico, y ese imperecedero tufillo a muerto que hay siempre en los cementerios.El bragado familiar de turno del perseverante y tenaz usuario del panteón, cabalga sobre las lápidas, como si de un jinete apocalíptico se tratara, a golpe de bayeta, escoba ó cepillo de gruesas cerdas, fregoteando, bruñendo, lijando, puliendo y, en suma, llevando tras de sí las hojas, restos de flores secas y descoloridas, partículas de polvo y hasta cualquier mal espíritu que pudiera merodear por allí, barruntando, lo que en términos académicos podríamos denominar Sobresaliente Cum Laudem, en la ya famosa y legendaria prueba del algodón.Escorada desde un ángulo –por mi dueño tal vez olvidada- y silenciosa cual Comendador, he visto a algunas personas ejecutar lo que sería indecoroso, sólo pensar, en otras circunstancias que no fueran éstas, es decir, mantener un cara a cara, un tú a tú, con Vírgenes, Crucificados y Querubines, restregando pliegues y repliegues hasta dejarlos limpios y relucientes como la piel de un recién nacido, y convirtiendo el cementerio en una luctuosa sinfonía de abluciones. Qué bonito.Llegado este punto, creo que me he equivocado en una cosa con respecto al blog ( y ya empezamos mal). Al titularlo “Donde me dejas, me encuentras”, en realidad ¿no estaría pensando en un epitafio?. Ya te digo...

LO DEL PERFIL


Bien. Superado el primer trámite, tuve que enfrentarme al complicado asunto del “perfil”. Perfil de usuario para ser más exactos. “¿Qué es eso de perfil? vamos a ver...”, me pregunté.
Como una servidora es una escéptica y duda de casi todo, acabé consultando el diccionario:

“Lado ó postura lateral”. Estos tipos del blog no pretenderán hacerme elegir mi lado “menos malo” para colocarlo ahí...Porque aquellos que viven de la imagen ya conocen a la perfección cual es su faceta más atractiva y se colocan en consonancia para el tema de la foto, pero qué me dicen de aquellos que kasisiempre vamos de frente por la vida, ofreciendo un aspecto monofásico -el único que tenemos-, de tan sincero, aburrido; de tan usado, raído; de tan vulgar... anodino. ¿Qué sabemos la mayoría de posados, posturas y facetas?.

“Contorno de una figura, representado por las líneas que determinan su forma”. “No, obviamente, esto tampoco debe ser”, me dije. Morfológicamente hablando, la que suscribe no es que sea un canon en lo relativo a la figura que representa, pero tampoco se trata de un fenómeno de la naturaleza. No hace falta apelar a grandes esfuerzos imaginativos, pues cualquiera, por obtuso que sea, se dará cuenta con el tiempo que quién se asoma a esta ventana es un ser vivo con todas sus atribuciones: Respira, siente, ama, se alimenta –poco, pero bueno...-, duerme, crece –poco, pero bueno...-, se reproduce –poco, pero bueno...-, y muere –cuando le toque, y espero que poco, pero bueno...-

“Contorno de rasgos ó de características que definen algo”. Esto... pudiera ser. Tal vez lo que pretenden que coloque ahí sea una definición de mi misma. Pero es difícil, muy difícil. Pues si me autodefiniera en serio sería la señal inequívoca de que me conozco, y eso es imposible, no pasa un día sin que me sorprenda a mí misma sumida en un mar de contradicciones y paradojas. Donde dije digo, cada vez salen más Diegos.

“Figura que representa un cuerpo cortado, real ó imaginariamente, por un plano vertical”. ¿Pero qué intentan hacer de mí?, ¿¡¡picadillo!?, ¡¡¿una hamburguesa?!!...si mis cuarenta y cinco kilos de peso y metro cincuenta de estatura son cortados y laminados por un plano vertical ¿qué nos queda?... ¿una fina loncha de jamón de York que no da ni para un sándwich?. No, señores del blog, no me pueden Vds. solicitar ese tipo de perfil.

“Adorno discreto y delicado, especialmente el que se pone en el canto ó en el extremo de algo”. ¡Ah, bueno eso ya es otra cosa!. Sin duda esta acepción es la que conviene para definir mi perfil. Lo que quieren que haga estos caballeros tan atentos y simpáticos del blog es que me ubique arriba, en una esquina, calladita y sin meter bulla, como esas figuras que andan siempre por casa, encima del aparador ó de la tele, que sólo sirven para estorbar, llenarse de polvo y que cuando caen y se rompen, nadie las echa de menos. Por eso he decidido colocarme el look de camuflaje con las gafas de sol, para pasar más desapercibida y, si un día me caigo ó me pierdo en la red, que nadie me eche de menos, ji,ji,ji.

viernes, octubre 27, 2006

¿Quid pro quo?


La "cosa" se va gestando poco a poco y sospecho que el parto será inmnente. Me refiero, naturalmente, al de mi blog personal. Casi no sé cómo le voy a llamar, ni si va a ser niño ó niña, he preferido ignorar el sexo. Lo cierto es que será el primero y ya se sabe lo que ocurre en estos casos...al "priblogénito" de la casa siempre se le espera con expectación e ilusión. No nace con vocación de nada, pues los mimbres de un mortal vulgar y corriente solo dan para hacer cestos sencillos, además tengo mis serias dudas acerca de la realidad que encierra este asunto de las vocaciones. ¿Cómo se explica, sino, que semánticamente el término vocación albergue la idea de "inclinación natural a un trabajo", y morfológicamente se asemeje más a este otro, vacación, que indica "cese del mismo durante un periodo de tiempo"?. ¿Quid pro quo?. Algo raro ocurre con eso... Y no me digan que no.